miércoles, 16 de septiembre de 2009

Regreso

Ya estoy de vuelta.

sábado, 14 de febrero de 2009

Despedidas


Esta mañana, leo en La Vanguardia las Sabatinas Intempestivas, de Gregorio Morán, aquel que fuera expulsado del PCE como Semprún, el militante Federico Sánchez que se despidió con un premio Planeta bajo el brazo.
Morán, en su artículo, habla de lo grande que fue Joseph Leo Mankiewicz, aquel que debiera cumplir 100 años y escribiera y dirijiera cosas tan grandes como Cleopatra, Eva al Desnudo o La Condesa Descalza. El día que se desidió del cine dijo: "A veces me pregunto si soy uno de los más prestigiosos pilares del cine, como dicen algunos, una de sus putas más relevantes".

El tímido Hopper, consagrado a sus pinturas de seres solitarios, tuvo en Jo Hopper, su esposa, su gran puntal. El día que se despidió de la pintura, lo hizo con un cuadro en que, disfrazados de Pierrots, él y Jo saludaban a la platea de un teatro que intuimos, y que tal vez el pintor soñó vacío.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Truffaut y el cine

"El cine es más perfecto que la vida", decía el director de la película al actor principal, a punto de renunciar por una mujer. De Truffaut para su actor, Léaud. De un amante del cine para todos.

viernes, 30 de enero de 2009

Pulp

Uno sabe que es viejo cuando se sienta a preguntarse adónde se ha ido todo.

miércoles, 21 de enero de 2009

Rosa Parks


El 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks, ciudadana negra de la ciudad de Montgomery, se negó a ceder su asiento a un hombre blanco. Fue encarcelada. Un pastor llamado Martin Luther King, lideró el boycott contra la segregación racial.

Hoy, más de 50 años después, el jefe del estado es como Rosa Parks, un ciudadano negro. La lucha por los derechos civiles no fue en vano.

lunes, 19 de enero de 2009

El secreto

“Mi reino será un secreto”. Esa fue la orden del rey. El silencio lo cubrió todo como una neblina y nunca más se supo qué fue de aquel reino, quién fue aquel rey.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Seis años atrás

Hace seis años, por estas fechas otro escribió lo siguiente. Nos llamábamos igual, y el caso es que algo compartimos todavía:

Pasadas las doce de la noche la calle es un cementerio. Nada comparable al ajetreo diurno. Llegó el silencio. El camión de la basura surca el asfalto deteniéndose en cada esquina. Los operarios agitan la manguera y arrancan hasta el último gramo de mugre de las aceras. Los kioscos, abiertos desde al amanecer, ya venden los diarios del día que el calendario acaba de dar a luz.
Las bocas de metro cobijan a unos viajeros nocturnos sin destino. En los cajeros, parias bancarios duermen en un hotel de mil estrellas. Los árboles duermen en el parque el sueño de los justos, salvados de toda inclemencia humana, al arrullo de las ardillas que aprovechan para bajar.
Los locales de moda han encendido sus puertas y han abierto sus neones los ojos del viajero. Las criaturas de la noche hacen cola para entrar. Vestidos según el patrón de un director de vestuario, los maquineros, los adictos a la música electrónica, los alternativos, los skin heads, los mod, los gays, los pijos, los rasta, los heavy, y hasta los que visten ni fu ni fa, todos cumplen su papel social de símbolo y parte de una corriente contracultural, porque aunque las bibliotecas abran por la noche, la contracultura vive de noche, arrinconando mitos oficiales en una batalla tan vieja como el mundo.
Los amantes viven la noche como si fuera la última vez. Ambidiestros por necesidad los cómplices son los reyes bajo Selene vigilante. La pasión se desborda con alevosía y nocturnidad. Olor de sexo desbordado en las sábanas. La vista puesta en el Otro, las manos tranquilizando espíritus y las almas practicando el amor de forma perpetua porque en la cabeza empieza y acaba todo. Cuando dos amantes discuten, la continua fornicación de sus mentes se detiene en seco. Se ve en los ojos de los buenos amantes. Los vestigios del polvo continuo en los ojos de un enamorado pueden ser encontrados por cualquier observador medianamente perspicaz.
Para acabar mi breve retrato de la noche quisiera acordarme de los que duermen. Muchos no conocen la noche más que en su inicio o en su crepúsculo luminoso de cada mañana, cuando las farolas se apagan. Aquellos que no conocen el sabor de la oscuridad no podrán entender porqué Antoine de Saint-Exúpery pudo escribir El principito a lo largo de sucesivas noches. Las palabras suenan solemnes cuando es Selene quien juzga si está bien dicho o no. La oscuridad acentúa la sensación de soledad, por eso los buenos amantes aprovechan para amarse. Los ojos de las personas brillan más bajo el manto de estrellas.